EN LEGÍTIMA DEFENSA. ABEL GAVIRA SEGOVIA

En legítima defensa. Sé muy bien que no es excusa, señor juez, que cuando se desboca desordena papeles y libros, derriba sillas y mesas, camina por paredes dejando pisadas enormes, se cuelga de las señales de tráfico, corre rápido por toda la ciudad como si fuese un duende y revoluciona a los transeuntes que pasean tranquilamente por las calles del centro, se oyen frenazos y gritos cuanto más se va acercando al puerto, salta barquitas y pantalanes y recorre el agua del mar provocando remolinos de agua con la que salpica las casitas más cercanas a la playa para quejas de los pobres vecinos. Y luego emprende el camino inverso, sale del agua, atraviesa el puerto, cruza las calles del centro y regresa a grandes pisotones al lugar del que partió. Pero unicamente tiene ese efecto, pobre corazón, cuando ella se acerca con intención de besarme.

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