MACROBOTELLÓN. TOMÁS MORALES


“Tenemos derecho a divertirnos”.

Una de las utilidades y ventajas de las Redes Sociales es la capacidad de comunicación, a nivel mundial, pudiéndose saltar casi todas las fronteras nacionales y casi todas las barreras políticas, que interpongan las autoridades, interesadas en que los mensajes no puedan llegar, porque no puedan salir. Pero, al mismo tiempo, una de las desventajas es la capacidad de manipulación informativa. Que no sea verdad el mensaje enviado, o que no sea tal como el emisor lo transmite.

Pueden ser timos apelando a la caridad de una “niña que va a morir en Tegucigalpa a no ser que se traslade a Boston para poder ser intervenida de… no sé que rara enfermedad”, como pueden ser ofertas milagrosas con la intención de hacerse con tu número de móvil o de tu cuenta corriente bancaria.

Pero, (la utilidad más cercana a nosotros), es la capacidad de convocatoria que tienen, entre los jóvenes, para celebrar un “macrobotellón” en Granada, en la Isla de La Cartuja o en Teatinos, con motivo de que “yo me llamo Paco”, de que “mañana es sábado”, o de que “va a llegar la primavera” o de que “mi abuela va a casarse”.

No sólo para comunicar la ubicación del mismo sino para cambiarla, en el última momento, si la autoridad competente ha prohibido dicha ubicación.

La convocatoria de un macrobotellón lleva implícito, varios mensajes:

1.- El mensaje “patente”. Ir a reunirse en tal sitio, tal día, a partir de tal hora, y a ver si somos capaces de superar el récord de asistencia de otras convocatorias anteriores.

2.- Debéis, pues, venir provistos de bebidas y vasos de plástico….

3.- Las autoridades municipales deben ser sabedoras de tal acontecimiento.

4.- Los servicios de limpieza deben acondicionar el lugar.

5.- Los servicios de seguridad (policía municipal, policía nacional, servicios secretos camuflados,… tanto en personal como en material) deben estar preparados.

6.- Los servicios sanitarios (ambulancias y personal sanitario), igualmente preparados, porque (como todo el mundo sabe) el alcohol, en sangre, acompañado de droga varia y variada, puede llevar a discusiones, peleas, navajazos,…. y serán necesarios traslados a centros de urgencias sanitarios…

Debe ser que a uno (o sea, yo, que esto escribo), al ser mayor, la sangre ya no le riega bien el cerebro, o las neuronas están, ya, cubiertas de callosidades y la sinapsis se ha ido, definitivamente, de vacaciones, o yo qué sé cuántas cosas más le pasa a mi persona, que NO ACABO DE ENTENDERLO.

Y puede ser que el defecto, el hecho de la incomprensibilidad, provenga de mí, pero también pudiera ser que fuera el hecho en sí, el macrobotellón, el que sea incomprensible.

¿Que la juventud tiene “derecho a divertirse?. ¿Alguien, alguna vez, lo ha negado, cuando todos hemos pasado por ahí? Pero (y es una cosa que me enseñaron desde joven) existe la correlatividad. Si “alguien” tiene “derecho a” ejercer una actividad, debe haber otro “alguien” que tenga el “deber de” respetar ese derecho. Pero hay un prevalencia, superioridad, jerarquía entre los derechos, cuando éstos son incompatibles. Y “tu derecho a divertirte” es limitado y no incluye que pueda ser a las tres de la mañana, bajo mi ventana. Entre “tu derecho a divertirte” y “mi derecho a descansar” no hay negociación posible, prevalece, para cualquiera, “el derecho al descanso”.

Pero (y es otra cosa que también me enseñaron) el ejercicio del “derecho a la libertad” conlleva el “deber de la responsabilidad”. Si alguien cree que ejercer el derecho a beber va a privarle del deber de la responsabilidad, no debería ejercer ese derecho.

Y si, como consecuencia de la tasa de alcohol en sangre es de “sobresaliente” (porque es la de un aprobado ramplón en tus estudios), ocurre un accidente de circulación, y te quedas parapléjico y moras, al menos durante cierto tiempo, en el Centro Hospitalario de Parapléjicos de Toledo, ¿tiene la sociedad el “deber” de sufragar todos los gastos ocasionados por haber querido, tú, ejercer tu “derecho” a divertirte?

Y si es a mí o a otro a quien provocas esa paraplejía, incluso la muerte, ¿te declararás “insolvente”, ya que no dispones de capital con el que responder, y quedará mi familia a la intemperie, porque tú tenías “derecho a divertirte”?.

¿Pedirás a tu abogado que solicite como “atenuante”, incluso como “eximente”, la “tajada como un piano” que llevabas encima, sin haber probado chacina alguna y sin apenas aprobar la Música en el Bachillerato, y tus reflejos condicionados hayan dejado de ser condicionados porque han dejado de ser reflejos, saltando a la categoría de “determinantes”, y le echarás la culpa a la poca vigilancia policial?

¿Hasta qué punto la sociedad tiene el “deber” de reparar los daños, materiales y personales, del que voluntariamente quiere ejercer el “derecho” que va a impedirle o a obstaculizarle su responsabilidad?

¿Y si vas “ciego” de cubatas y fumatas, y confundes la realidad con la imagen, porque ves doble, y chocas contra la realidad, ¿qué?

¿Se querellarán, después, los padres del agredido o muerto, contra la administración, por no haber previsto “TODOS” los servicios que deberían haber estado disponibles para la irracional conducta de su hijo?

Y la última. ¿El derecho al macrobotellón conlleva el deber de ensuciarlo todo y que, a la mañana siguiente, los servicios de limpieza den fe de la irracionalidad juvenil?

Leo, textualmente, “Sevilla, 26 de Marzo de 2.011. Asisten 6.000 jóvenes, festejando “la llegada de la primavera”. Emergencias atendió 85 incidencias. Muerte, de una puñalada, de un varón de 17 años; y Lipasam retiró 22.44º Kilos de basura”.

Lo dicho. Deben ser los callos de mis neuronas.

TOMÁS MORALES

5 comentarios:

COLABORADORES dijo...

Tomás, no podemos generalizar. Los medios de comunicación siempre buscan la noticia que nos haga levantar la cabeza, es decir, el chaval con comatílico. Pero no todo el que va a estos lugares va a emborracharse o a pelearse. Yo he participado en varios botellones cuando aún tenía edad para ello y en muchos de ellos ni siquiera probé el alcohol. El botellón era una forma de encuentro con los amigos, una manera de desconectar y de conocer gente nueva. Otra cosa es el tema de la basura. Ahí creo que todavía queda mucho por hacer a nivel educativo. Y vuelvo a decir no podemos generalizar a toda la juventud por unos gamberros. Un saludo. JESÚS MARTÍN

Juana Godoy Aguilera dijo...

El insomnio me ha hecho bucear en nuestra revista (así siento que debe ser LA UTOPÍA, nuestra) y te reencuentro. Sigo tus artículos porque me aportan puntos de vista y conocimientos que valoro, pero en éste hay algo que "chirría": la irracionalidad juvenil... Creo que ningún estereotipo aporta nada al crecimiento personal. Y creo que en este momento de crisis, algunos medios de comunicación insisten, de forma machacona, en instaurar estereotipos sobre la juventud y otros colectivos humanos que frenan e incluso perjudican el necesario avance de la humanidad. Desde el año 1989, en el que empecé a trabajar en la educación de chicas y chicos de 12 a 18 años, he comprobado la capacidad que tienen para adaptarse al dolor, a lo nuevo, a lo desconocido... Y lo vulnerables que son. La juventud se merece ser respetada, cuidada y valorada, (ahora más que nunca) por nosotros los adultos y las adultas que jóvenes fuimos y "juventud sufrimos". Quien ha apuñalado a ese chico de 17 años, independientemente de su edad, es un asesino y de esos, para nuestra desdicha, hay en todos los colectivos humanos. Recibe un abrazo con afecto y reconocimiento.
Juana Godoy Aguilera

Elessar dijo...

Pués yo estoy bastante de acuerdo con lo que dice Tomás. Efectivamente no podemos generalizar, pero parece haber una tendencia general a crear un ambiente en el que el alcohol, la juerga indiscriminada entre otras cosas se han convertido en "el opio del pueblo"; un pueblo dormido, es un pueblo que no se queja, y repito no podemos generalizar pero la actitud de cada vez mas jovenes que vemos cada día en nuestras aulas apuntan totalmente a la decadencia de nuestra sociedad (algo parecido a los romanos pero un poco mas moderno).

Con todo y con eso, valoro mucho los niños y niñas que cada dia te hacen feliz con su interes y sus ganas de aprender y ser personas de provecho.

Tomás Morales dijo...

Una de las falacias que yo nunca cometería es la de "pasar del "algunos" a "todos"(Falacia inductiva de generalización apresurada o indebida).
Creo que mi reflexión no va por ahí.
Sencillamente:
1º pongo de manifiesto la capacidad de convocatoria de las redes sociales y, como ejemplo, he puesto el "macrobotellón".
2.- Los jóvenes (ya tienen edad)deben ser conscientes de que "la libertad" lleva aneja "la responsabilidad".
3.- El alcohol limita o anula la libertad.
4.-Expongo la evidencia real de cada fin de semana no de "TODOS" sino de "algunos" jóvenes.
5.- Lanzo hipótesis en singular: "si te quedas...", "si provocas..." "¿pedirás...?".
6.- ¿Lo de la "suciedad" no es notorio?. ¿Es eso responsabilidad?.
7.- Hablo de 6.000 asistentes y sólo 85 incidentes y sólo UN apuñalado. ¿Es ello falso?. ¿Es tendencioso?.
8.- Yo he tenido muchos alumnos que los fines de semana los pasaban en los barracones enseñando a leer a niños no escolarizados.
Sencillamente, reflexiono sobre un hecho.

Anónimo dijo...

Yo he hecho muchas veces botellón, y en muchas de ellas he asistido y no he bebido alcohol. El botellón para mucho es un lugar de encuentro social con gente que no veías a lo largo de la semana. Evidentemente, hay cosas que habría que haber cuidado como el hecho de la limpieza o el ruido que genera hacia los vecinos. Y respecto al número de altercados, como tu mismo dices, el número de altercados muy bajo, entorno al 1.4 %. Pero como en todos lados hay gente que siempre hace quedar al resto mal. Por lo demás comparto tu opinión. Un saludo. Arturo Andrade