JUNTOS DE LA MANO HACIA LA EXTINCIÓN. FRANCISCO JOSÉ MURIANA GÓMEZ.

HACIA LA EXTINCIÓN

¿Hay algún bicho tan tonto cómo para gastar más energía en conseguir un alimento que lo que va a obtener de él? La respuestas es... ¡si! Esto no es un sesudo estudio científico (estamos en verano y soy de letras), sino una sencilla reflexión que me ha venido así a la mente debido a una profundísima experiencia vital. Siempre he pensado que el automóvil sea quizá el invento más nefasto del siglo XX (vale, se inventó en el XIX; pero la producción en masa de este cacharro es del XX), y hoy he visto la luz, porque puedo explicarlo de un modo empírico.

Estoy yo de veraneo en la costa en una de esas urbanizaciones que proliferan como hongos en la geografía hipanistaní cuando caigo en la cuenta que...¡tachán! no tengo ni un duro.

Asi que hay que buscar un cajero, así que habrá que preguntar...¿un cajero, por favor?. Adivinad...exacto, lo habéis hecho muy bien. El cajero más cercano (y solo hay uno) está a una media hora andando, puede que más. Lo más gracioso es que por la zona hay montones de urbanizaciones, y mucha gente vive en ellas de forma permanente. Lo mismo que pasa con el cajero, pasa con montones de servicios.

No se cuanta gente habrá aquí de forma permanente (me refiero a la zona con todas las urbanizaciones), pero calculo que varios miles. Cuando llegué al cajero, que está en otra urbanización (bueno, vas por la playa y el paseo está agradable, pero es que a mí me gusta andar) una chica para el coche y me pregunta. "¿un opencor por aquí?". "Sí, claro, de donde vengo yo".

Y así todo el mundo. Lo más gracioso es que esto no es solo en la costa, es en todo el país. El automóvil ha creado un modelo absolutamente insostenible de urbanismo extenso. Hace bastantes años ya, me invitaron a un chalet en una urbanización de Madrid, cerca de Toledo. Pero...ay, se habían olvidado el pan. Arranca un coche y vete...a comprar una barra de pan. Puede que tenga su lógica ir en coche a hacer la compra de la quincena, pero...¿qué lógica energética tiene semejante gasto para una barra de pan?

¿Alguien se imagina a un depredador gastando 3000 calorías en ir a buscar a una lejanísima presa de la que no va a obtener ni 300? Una especie con semejante comportamiento se extinguiría enseguida. Y nosotros lo tenemos.

Aunque también se puede ver el vaso medio lleno: nuestra especie siempre ha tenido suerte. Nuestros mamíferos ancestros escaparon de la extinción de los dinosaurios. Somos 7.000 millones y la distancia genética entre un esquimal y un aborigen australiano es practicamente inapreciable, mientras que la de dos chimpancés que viven en valles contiguos es mucho mayor.

¿Por qué? Porque todos venimos de un grupo tremendamente reducido de humanos y de no hace mucho tiempo, además. Muchos paleoantropólogos están convencidos de que la especie humana ha estado a punto desaparecer varias veces, la última tuvo que estar muy cerca: Todos venimos de unos 600 individuos, o sea que los demás las palmaron, concretamente por una sequía extrema (ay, ese cambio climático que no existe, pero cada año hace más calor) que se observa por un increíble descenso de la vegetación que tuvo lugar hace unos 200.000 años en África Oriental, justo en las fechas en que los análisis genéticos (adn mitocondrial) calculan el nacimiento de nuestra especie.

Así que mira, aunque las palmen 7000 millones de personas, y la mayor parte de los mamíferos, reptiles y anfibios del planeta, es casi seguro que algunos quedarán. Sigamos conduciendo.


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