DON HILARIO. LEONOR COTTA

DON HILARIO


Me parece verlo sentado en su sillón de escay Burdeos, con un cojín de flores también Burdeos y beige tirando a amarillento de viejo que estaba. Las cinco de la tarde, el café solo y su copa de coñac. La hora del futbol televisado de los domingos. Allí se quedaba solo mientras todos se marchaban incluida su esposa, que antaño llevaba a todos los hijos al cine y conforme se fueron haciendo mayores se quedó con la más pequeña, una niña rubia de ojos marrones que la acompañaba a todas partes. Nació cuando Don Hilario ya había pasado la cuarentena y llenó sus últimos años de felicidad, de juegos, de vida. Todo en aquella época había cambiado, disponía de más tiempo o sencillamente aprendió a disfrutar de algo tan importante como son los primeros años de los hijos. Nadie le reprochó nunca nada, porque nada había que reprochar. Su vida fue, trabajo y más trabajo en aquellos años. Afortunadamente vivió con intensidad la infancia de su último retoño.

Don Hilario, cordial y sereno ayudó a mucha gente, en sus carreras, en sus libros… no dejó nada de su intelecto porque lo depositó todo en otras personas y por ello se sentía orgulloso y posiblemente realizado. Nadie lo recordara por ello, pero si los corazones y los recuerdos de muchos que estuvieron en su vida, que disfrutaron de sus consejos y su amistad, de conversaciones siempre interesantes y amenas.

Nadie miró sus ojos color miel, en cuyo fondo se adivinaba una chispa de tristeza. Yo los vi, junto a una sonrisa serena en una boca perfecta, de dientes pequeños bien alineados. Todo el conjunto de su cara era perfecto. Parecía que los dioses del Olimpo dejaran en su persona todas las mejores galas, alto, delgado, moreno de nariz perfecta y boca sensual. Todo esto no mermó en Don Hilario las buenas cualidades, humano, tierno, con la serenidad que da las cosas bien hechas. A mí me quedó grabado sus ojos en mí pequeño corazón, cuando siendo una niña le miraba desde abajo y siendo una mujer seguí mirándole igual, siempre lo sentí lejano y al mismo tiempo, también supe que estaba y sentí que estuvo a mí lado.

Don Hilario escribió mil libros, hizo veinte carreras, todas para otros, pero también escribió a lo largo de su vida la historia más calida que un ser humano podía dejar como legado. El amor puro del hombre, padre, amigo que dejó en todos nosotros.

La historia más bella escrita en sus silencios, cuando yo le miraba y en su sillón color Burdeos me decía, sin decir nada, la tristeza que se escondía en su mirada.

A Don Hilario Cotta Olmo



2 comentarios:

Juana Godoy Aguilera dijo...

TAN BREVE Y TAN EXTENSA... BRAVO LEONOR, HAS CONSEGUIDO QUE ME INTERESE Y QUE QUIERA SABER MÁS Y QUE ME PREGUNTE QUIÉN ES? CÓMO SE LLAMA? A QUÉ SE DEDICA? Y HE PENSADO: HILARIO Y LEONOR COTTA, AÑOS OCHENTA, PADRE E HIJA Y RESIDENTES EN MÁLAGA... Y HE CONSTRUIDO OTRA BREVE Y EXTENSA HISTORIA.

Juana Godoy Aguilera dijo...

TAN BREVE Y TAN EXTENSA... BRAVO LEONOR, HAS CONSEGUIDO QUE ME INTERESE Y QUE QUIERA SABER MÁS Y QUE ME PREGUNTE QUIÉN ES? CÓMO SE LLAMA? A QUÉ SE DEDICA? Y HE PENSADO: HILARIO Y LEONOR COTTA, AÑOS OCHENTA, PADRE E HIJA Y RESIDENTES EN MÁLAGA... Y HE CONSTRUIDO OTRA BREVE Y EXTENSA HISTORIA.