EL CONFLICTO SIRIO


HASSAN ABDEL-RAZZAQ ENCONTRÓ A SUS CINCO JIJOS Y SU MUJER DEGOLLADOS EN HULA. THOMAS CASTROVIEJO
La memoria de Hassan Abdel-Razzaq opera en dos niveles diferentes. Por un lado, está el recuerdo de su hija de cuatro meses, Safa, jugando con un cochecito rojo bajo la mirada de sus primogénitos, los gemelos Ghias y Frias, de 17 años. De cómo este último quería ser médico para ayudar a Abdulá, su hermano discapacitado mental, de diez años. De la tranquila vida que llevaban viviendo juntos a decenas de familiares en casas contiguas.

Pero, por otro lado, está el recuerdo que intenta borrar, que le hizo perder el conocimiento cuando lo vio: los cuerpos de su familia, inertes, sobre charcos de sangre, degollados como animales. Hassan vive en la localidad de Hula, cerca de Homs, donde el pasado 25 de mayo tuvo lugar una de las peores matanzas en la historia reciente de Siria.


Aquel día murieron unas 108 personas (un tercio, niños), según Naciones Unidas. Se cree que fue a manos de los shabiha, los milicianos cercanos al régimen de Bashar el Asad que buscan aplastar la rebelión contra el dictador, pero es difícil confirmarlo debido al cerrojazo informativo que mantiene el país. La diplomacia internacional se movilizó enseguida para condenar el ataque, mientras los observadores oficiales intentaban medir en cifras el inenarrable horror que había terminado con la vida de casi 50 niños, 35 mujeres y 25 hombres.

Firas, uno de los hijos de Hassan, junto a su hermano menor y discapacitado AbduláFiras, uno de los hijos de Hassan, junto a su hermano menor y discapacitado AbduláPero ninguna de estas crónicas expresa tan bien la magnitud de lo acontecido como el relato de Hassan Abdel-Razzaq, el cabeza de familia de 46 años que ha perdido de un plumazo a 62 miembros de su familia directa o lejana. La única esperanza de este viudo, lo único que le da sentido al dolor, es que todo el mundo conozca su historia. "Me ha destruido", sentencia. "Esto trasciende la política, o cualquier otra racionalidad. Es maldad en estado puro". (Las gráficas fotografías de los cuerpos de la familia tras el ataque pueden verse aquí: pueden herir sensibilidades)
Cuando aquel viernes le llegaron noticias de que se acercaban los shabiha, Hassan decidió huir. Ya había sido detenido dos veces por participar en manifestaciones a favor de la llamada primavera árabe, aunque no había cometido ningún crimen, y no podía permitirse el riesgo de ser capturado. "Siempre he trabajado para ganar dinero y mantener a mi familia. Solo podía esperar a que se fuera la milicia".

Poco sospechaba que los shabiha habían ido al pueblo a realizar asesinatos sistemáticos: que iban a bombardear tan sangrientamente una localidad que solo cuenta con 30 casas; que iban a bailar alrededor de los cuerpos mientras entonaban canciones pro-Asad. Que cuando él volviera a casa, ya no iba a tener la familia a la que había mantenido durante casi dos décadas.

"Me siento tan culpable por no haber estado allí para salvarles de esta barbarie. Asad puso en el punto de mira a nuestro barrio para dar escarmiento y no les importó quién moría."

Falak, la hija mayor asesinada de HassanFalak, la también difunta hermana de HassanVista la repulsa internacional ante la matanza, el gobierno de El Asad se desvinculó rápido de ella: dijo que gran parte de las muertes fueron cosa de "los terroristas" (así llaman a los rebeldes). "Esta no es la manera de actuar del heroico Ejército sirio", han dicho desde ministerio de Exteriores. Puede ser una afirmación interesada y exagerada, pero no del todo desencaminada: el movimiento rebelde también sabe jugar sucio en lo parecen ser los albores de una guerra civil.

Un corresponsal del canal británico Channel 4, Alex Thompson —el único periodista que ha entrado en Hula—, recuerda que el grupo rebelde que lo llevó hasta allí lo introdujo en la línea de fuego. "La muerte de un periodista hubiera sido un buen golpe para desacreditar al régimen de El Asad", sopesa.
Afirma Thompson que entre las víctimas que, como Hassan, querían contarle al mundo lo que habían sufrido, también había una persona que gritaba "¡Venceremos! Y cuando lo hagamos, se la devolveremos. Los mataremos. Y mataremos a sus hijos". "Algunos murmuraban, "No" o "Por favor, no", resume Thompson. "Pero la mayoría aplaudía".

Fuente: Daily Mail

1 comentario:

Mikel Itulain dijo...

Veo que Utopía viene emitiendo artículos sobre Siria siempre en el sentido de acusar siempre al gobierno de todos los crímenes (y en el fondo a favor de la intervención miliar de EE.UU. y sus aliados). Sin analizar si las fuentes son fiables. La investigación de los hechos indica una información muy diferente, siendo responsables, como en la mayoría de los casos según dichas investigaciones, los extremistas islámicos financiados por las potencias occidentales:

http://www.globalresearch.ca/index.php?context=va&aid=31399

http://www.voltairenet.org/El-caso-de-Hula-demuestra-el

http://www.4thmedia.org/2012/06/20/prime-german-daily-fazs-report-about-the-houla-massacre-the-extermination/?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3A+m4%2FVoNa+%28The+4th+Media%29