SAN HUGO CHÁVEZ. EDUARDO JORDÁ


SAN HUGO CHÁVEZ

Hace años, un amigo venezolano -escritor que vivía en España-, me contó que le molestaba mucho que algunos intelectuales hispanos hicieran propaganda a favor de Hugo Chávez, cuando ninguno de ellos sería capaz de vivir ni medio mes en la Venezuela chavista. Y la razón era fácil de adivinar. Por muy izquierdista y bolivariano que fuera, Hugo Chávez también era antisemita, machista y homófobo, y se burlaba de los "gays" con la misma furia con que atacaba a los "imperialistas yanquis" o a los "sionistas genocidas". Y no sólo eso, sino que Chávez tenía una especie de alcahuete a su servicio que le iba concertando citas con las mujeres guapas que veía en los mítines, una conducta digna de los peores dictadores bananeros como el dominicano Trujillo.


Pero lo peor de todo -me contaba este amigo escritor- es que los mismos intelectuales hispánicos que se pasaban la vida criticando a la Iglesia católica, se callaban como suripantas cuando veían a Hugo Chávez saludar a las multitudes en medio de una parafernalia de rosarios y crucifijos y estampas de Jesucristo. Y por lo visto, todo lo que en España era inadmisible por retrógrado y clericaloide, sí era lícito en Venezuela porque Chávez era de izquierdas y tenía un discurso antiamericano e indigenista. Y los rosarios y las estampas católicas que tanto molestaban aquí no molestaban tanto cuando estaban puestas al servicio de la revolución y las proclamas contra el capitalismo. Y eso, insisto, es lo que ese escritor venezolano no soportaba: que se defendiera allí lo que ninguno hubiera tolerado aquí.

No voy a negar que Hugo Chávez tuviera cosas buenas, y es posible que fuera una persona decente antes de que el poder casi sin límites y la veneración de las masas le hicieran perder la cabeza. Pero estoy seguro de que yo no podría haber vivido ni dos semanas en Venezuela. Porque no habría podido soportar la retórica populista, ni los llamamientos vehementes a la discordia civil, ni los discursos exaltados que dividían a los venezolanos entre "buenos" y "malos", ni la obsesión por comportarse como un rey mago que se dedicaba a hacer regalos a los venezolanos con las inmensas cantidades de dinero que le reportaban las exportaciones de petróleo. Lo siento, pero no me gustan los caudillos que se creen infalibles y que necesitan ser adorados por las muchedumbres. Prefiero políticos modestos, tranquilos y a ser posible conscientes de sus límites. Y que el buen Dios nos libre de los líderes carismáticos.
FUENTE: GRUPO JOLY

1 comentario:

Eduardo dijo...

Los políticos modestos, tranquilos y conscientes de sus limites de nuestra latinoamerica, en su mayoría fueron manipulados y obligados a gobernar según los intereses de los poderes económicos y cuando se atrevieron a revelarse contra esos poderosos, con la ayuda de los militares, estos "salvadores" anularon los procesos democráticos.
Lo que tanto temen de latinoamerica "sus populismos", no es ni mas ni menos que hombres y mujeres que se plantan frentes a los poderes establecidos del capitalismo salvaje y sin salirse del capitalismo que gobierna al mundo (inevitablemente) pretenden humanizar ese poder y que puedan convivir los que menos recursos tienen.
Venezuela, Ecuador, Brasil, Uruguay, Bolivia, Argentina, cada uno tiene un "monstruo" que destruye el país, mientras suben los indices de alfabetismo, ocupación, igualdad social. No hemos llegado al ideal, pero en comparación con los planes que están guiando a España ahora (por ejemplo), Grecia, Chipre... debemos pensar por que muchos medios de comunicación están tan interesados en transformar en "monstruos" a estos "dictadores?". No se siguen las políticas del consenso de Washington, estos hombres y mujeres vieron que esos "consejos" iban en detrimento del pueblo y a favor de los poderes económicos y financieros.
Seguramente que si en España surge algún presidente que deje de beneficiar a los bancos, que impida los desahucios, que deje de recortar los presupuestos de salud, educación y que no promueva despidos ni bajas de salarios, seguramente, decía, ese hombre o mujer sera otro "dictador, al estilo latinoamericano".
Ojala vivas en Venezuela, o en Argentina (de donde soy) y veras que los que se quejan, despotrican, insultan... son aquellos que en la década del 90,y durante las dictaduras militares vivían como reyes y que ahora, los que festejan por las conquistas sociales, son los que siempre estuvieron "debajo de la lona"* como decimos aqui. Era hora no?

* Estar en la lona: Se refiere a estar acabado en materia sentimental, económica, deportiva o en cualquier otro campo. La idea de tener pocas o ninguna chance de éxito o recuperación, justamente, se vincula con el deporte, más precisamente con el boxeo. En esta práctica cuerpo a cuerpo, cuando un combatiente está en la lona es porque ha sido derribado por su oponente y se apresta a escuchar la cuenta hasta diez, por parte del árbitro, que puede marcar su definitiva derrota.