SARA


Hoy Sara ha salido sin mala cara de la clase previa al recreo. Sin embargo, como en los últimos meses, Adrián le espera en la puerta. Entre ambos suman poca vida pero ya se han contado muchas cosas, los problemas de ella con la Plástica y de él con las Naturales, el pesado de Lengua o la de Matemáticas que le tiene manía... reales algunas, la mayoría invenciones.



Pero no hay día que ella no salga, con alegría o rabia, y él no esté en la puerta de la 54. Y si falla, por cualquier nimiedad (examen, castigo, descuido), ella va en su búsqueda para sentir que no están solos, que 15 y 15 pueden sumar la fuerza de 30.


Ella ha mejorado, dicen algunos. A él se le ve más centrado, opinan otros. "Pues yo pienso que siguen igual, o peor, ahora que se han juntado"- opina el "experto".


Y, mientras tanto, las quejas por las actividades para casa, el parte que le han puesto, etc. deja paso a los arrumacos y algún que otro beso que ocurre medio a escondidas para que el de Lengua, el pesado, no vuelva a hacer bromas sobre ellos. Salen al patio a buscar el viento que se lleve las tres horas anteriores y haga más leves las que quedan. Si viene frío, mejor, así se abrazan con motivo.


A la media hora suena el timbre y mientras le llaman la atención a ella para que entre y a él para que corra a su aula, ambos se despiden sabiendo que quizá en el futuro él puede o no estar en cualquier puerta esperándola y ella puede o no tener ansias de buscarlo, pero que cada día, durante unos siempre breves treinta minutos, ellos son eternos.

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